Por Guillermo Descalzi
Los7Días.com
La segunda versión de Garganta Profunda, la fuente de Woodward y Bernstein, declara algo inaudito: Que el presidente es un peligro para los intereses del país o, más claramente, un peligro para el país. La columna en la que escribió anónimamente está provocando explosiones en la Casa Blanca y anticipo la aparición de una especie de nosocomio en ella.
“Muchos de los funcionarios de alto rango en su propio gobierno (el de Trump) trabajan diligentemente desde adentro para frustrar partes de su agenda y sus peores inclinaciones. Yo sé que es así, yo soy uno de ellos (dice el escritor de la columna).”
Circo de dos pistas
La presidencia en esta visión es una alucinación, un circo de dos pistas en una de las cuales el presidente distorsiona la realidad, miente, es un mitómano compulsivo, y en la otra su mente y sus emociones le mienten a él, un presidente víctima de su su percepción y victimario de los demás con sus mentiras.
“…creemos que nuestro primer deber es con este país, y el presidente actúa de manera perjudicial para (su) salud…”; “muchos funcionarios… nos hemos comprometido a hacer lo que esté a nuestro alcance para preservar nuestras instituciones… (y) frustrar (sus) impulsos más erróneos… hasta que deje el cargo.”
Este es el quid de la cuestión: Lo que se describe es, depende de como se le vea, o una conspiración o un movimiento de resistencia. Cómo lo vean depende de su punto de vista acerca de Trump.
¿Existirá alguna manera objetiva de encararlo para ver si es positivo o negativo? Sí, existe, y lo revela la columna publicada en The New York Times en la siguiente frase: “La raíz del problema es la amoralidad del presidente.” Cualquier persona que trabaje con él sabe que no está anclado a principio básico alguno, que es una veleta que cambia con el viento, lo cual nos lleva a otra interrogante: ¿Por qué lo siguen los líderes del partido en el Congreso?
“Aunque fue electo como republicano, el presidente muestra poca afinidad hacia los ideales adoptados desde hace mucho tiempo por los conservadores: libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres… los impulsos del presidente Trump son generalmente anti-comerciales y anti-democráticos.”
También se le puede evaluar objetivamente en su estilo de liderazgo que, según la columna, es “impetuoso, conflictivo, mezquino e ineficaz.” Hasta sus defensores más acérrimos tienen que estar de acuerdo con que así es.
Declaración de guerra
Luego, aquí hay una declaración de guerra porque eso es lo que es la columna publicada la semana pasada, una declaración de guerra: “haremos lo que podamos para dirigir el rumbo del gobierno en la dirección correcta hasta que —de una manera u otra— llegue a su fin”. …Hasta que de alguna manera u otra llegue a su fin.
“La mayor preocupación no es lo que Trump haya hecho a la presidencia, sino lo que nosotros como nación le hemos permitido que nos haga. Nos estamos hundiendo… con él”. No estoy de acuerdo en esto último: Nosotros no le “permitimos” nada, son los líderes republicanos en el Senado y la Cámara los que le permiten cualquier cosa, y en eso no hay más que mezquindad, son mezquinos.
La noticia del día en la mañana en que se publicó la columna fue otra, la referente a la publicación del explosivo libro de Bob Woodward con el título de Fear (Miedo) en la Casa Blanca. Las cosas se mueven a tal ritmo que su libro no fue capaz de mantenerse en los encabezados.
Se acerca noviembre… ¿Votaremos por la mezquindad? Alerta, agarrarse de sus asientos, ajústense los cinturones que se vienen meses borrascosos.
